• el 25 de septiembre de 2017
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La Duodécima casa: La Casa del Subconsciente

La Casa doce es comúnmente conocida como la Casa de la Inconsciente. El estado inconsciente puede ayudar a engendrar nuestros éxitos, así como ayudarnos a sobrellevar nuestros fracasos. Éxito vs. fracaso: ¿confrontamos conscientemente nuestras vidas o subconscientemente barremos las cosas bajo la proverbial Alfombra?, Esta casa podría llamarse más acertadamente la Casa Del Juicio Final, ya que es en el duodécimo cuando revisamos lo que hemos sido (y hecho) y decidimos a dónde vamos a partir de ahí. Junto con estas reflexiones inconscientes, también deliberamos sobre las fortalezas y debilidades que están ocultas a la vista del público.

nuestro subconsciente trabaja duro en nuestro nombre, tratando de dar sentido a nuestras vidas. Este juego de sombras es lento y largo, y a menudo cargado de miedo y dolor. Es en este contexto que nos enfrentamos a nuestras penas, sufrimientos y los secretos que guardamos de nosotros mismos y de los demás., En última instancia, también nos enfrentamos a nuestro destino: el karma. Aquí nos encontramos con los resultados de todo lo que hemos hecho. Esto pone aún más el foco en las agendas reprimidas y la moderación. ¿Con qué hemos trabajado en nuestras vidas? Esta es una cuestión clave de la duodécima casa, y la abordaremos consciente e inconscientemente. ¿Nos obligarán las respuestas a ser transformados o renacidos? Esta es otra piedra angular de la duodécima casa: la manera en que avanzamos.

podemos aprender mucho del inconsciente. En su manifestación más noble, seremos impulsados a ser caritativos., Si aprendemos nuestras lecciones, tanto pasadas como presentes, también estaremos mejor preparados para seguir adelante. La casa duodécima nos obliga a buscar el cierre de una manera espiritual como una ayuda para el crecimiento positivo.

la última casa del zodiaco también reconoce que podemos sentirnos atados en la vida-atrapados y confinados. Por esta razón, esta casa gobierna cárceles, hospitales, instituciones, asilos y cualquier espacio que inhiba la libertad. Más melancolía en el duodécimo viene en forma de peligro, enemigos secretos y Asuntos clandestinos. ¡Cuidado!,

mientras que algunos pueden denunciar la duodécima casa como el cubo de basura del zodiaco, es realmente un término injusto. En última instancia, esta cámara es la defensora de las transformaciones positivas. Es aquí donde nos paramos en el precipicio y determinamos cómo procederemos. Al visitar el inconsciente y encontrarnos con el pasado, comenzamos a espigar lo que nos traerá el futuro.

La Casa duodécima está gobernada por Piscis y los planetas Júpiter y Neptuno.