el impacto clínico de los anticuerpos anti-ADN radica en su poder diagnóstico para el lupus eritematoso sistémico (les), siendo un criterio de clasificación formal. A pesar de tal asociación de enfermedad, los anticuerpos anti-ADN de baja avidez también podrían ser parte del repertorio de autoanticuerpos naturales. Su cambio a autoanticuerpos patogénicos de alta avidez es el resultado del proceso autoinmune que conduce al les.,Se demostró que los anticuerpos anti-ADN desempeñan un papel en la patogénesis del LES y particularmente en el daño renal. En consecuencia, los títulos de anticuerpos pueden fluctuar en relación con la actividad de la enfermedad, pero su valor pronóstico para las erupciones aún se debate.Se describieron varios métodos para la detección de anti-ADN y hay evidencia de que los ensayos identifican diferentes anticuerpos con diferente valor pronóstico., Los resultados de un estudio multicéntrico en cuatro pruebas de rutina diferentes para la detección de anticuerpos anti-dsDNA mostraron que: (i) el ensayo Farr muestra la mejor especificidad/sensibilidad diagnóstica para Les, seguido del método Crithidia luciliae (CLIFT), (ii) la nueva generación del ensayo de fase sólida (EliA) muestra un aumento de la sensibilidad frente al ensayo inmune ligado a enzimas clásico (ELISA), pero una especificidad disminuida. El título de anticuerpos detectado por el ensayo Elia y Farr se correlacionó con la actividad de la enfermedad. Estos hallazgos sugerirían que más de un ensayo debería ser útil para el diagnóstico y monitoreo del LES.